domingo, 21 de marzo de 2010

Pacis.


Pacis, Regina Angelorum.

Amanece, la fría daga del alba entrecruza las arboledas del viejo parque sevillano, aún duermen los vencejos, todavía la ciudad está en calma, la luz es el fiel reflejo de un atardecer oleoso pintado por cualquier genio. Se respira tranquilidad, armonía, se respira a la Sevilla profunda que cualquiera sueña cada noche de Cuaresma. Pero… hay algo que en mí despierta inquietud, cerca, muy cerca. Allí vive y pernocta la Dama jamás soñada en cualquier edén del paraíso lejano. Allí reposa y habita mi vida, mi Fe, mi devoción y el fiel latido que me hace seguir viviendo y amando a mi ciudad todos los días que Dios me permite vivir de la misma. Allí, en el Porvenir, donde los sueños alcanzan la realidad jamás imaginada, está mi anhelo. Mi verdadera ilusión. Su nombre es sencillo como ella, sólo tres letras alumbran al vocablo más bello y desgraciadamente más necesitado. Paloma fiel a su regazo, dulce, humilde, verdadera devoción inusitada de un barrio que nace y muere por ella. Azahar blanquecino, que brota de sus manos en forma de ramas de olivo, símbolo inequívoco de la realidad que muchos soñamos. Eres tantas cosas Madre, que en sólo tres letras tu grandeza se consuma, PAZ, pero ninguna de ellas sería capaz de describirte.

En el Porvenir os espera…

Juan José García Del Valle.



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