Como el final de una Semana Santa, como el atarceder melancólico de un Sábado Santo. Así te has ido abuelo, con una casta tremenda y aguantando los envites de la Parca como tú, er Pepe Ismael, por tu vida sabías. De esta manera solo puedo decirte una última cosa: habla bien de mí por ahí arriba, que yo lo haré de ti por aquí abajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario