viernes, 9 de diciembre de 2011

Un Ángel flamenco.

Sí, aunque parezca mentira mañana ya hará una semana desde que un Ángel flamenco subió a los Cielos para reir y escuchar los mejores cantes de la Eternidad. Serán, cuando vuelva a amanecer, siete días como siete losas, pero también como las siete virtudes, en los que la cabeza ha ido y venido como el juego de las bambalinas. En cualquier caso me quedo con lo que me dejó hace años: sonrisas y protestas, refranes y cantes, sabiduría analfabeta y sueños de un mundo mejor.

Abuela "Mamma": no puedo decir a lo Alto que no te olvidaré porque la vida da millones de vueltas, pero sí puedes estar seguro de que parte de lo que soy es gracias a ti y a lo que me enseñastes y eso es imposible de borrar.

Dulce Jesús de mi vida,
que la Cruz llevais por mí:
en la vida y en la muerte,
Señor, acordaos de mí.

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