martes, 13 de septiembre de 2011

Sombra y Luz.

Sí. Sombra y Luz, como la canción de Triana, pero referida a estas fiestas patronales recién terminadas; a mí la romería nunca me ha ido mucho. Voy a mencionar primero lo oscuro, que es grave, para reservar lo mejor para el final. Me parece fatal, pero mal, mal, que cuando un capataz mande debajo no se le haga caso. Particularmente, entiendo que una de las mayores cualidades que puede, es más, debe, tener un costalero es la de ser obediente y el 12 eso no lo vi en un punto concreto de la calle Real; lugar que por otra parte entiendo comprometido en los juegos políticos que cada hermandad tiene, pero en ningún caso eso debe ser excusa. Por lo demás un ole a la gente de abajo.

A lo bonito: las luces -sin ironía por el tema de los focos, que fue un accidente mosqueoso para todos-. Sensacional el retablo efímero para los cultos. Muchas personas me han referido que parecía una cabalgata de Reyes Magos, pero a mí me ha encantado. Destacaría la cercanía de la Patrona al estar a la altura del presbiterio y el contraste que la imagen hacía con el sol de orfebrería colocado detrás. Más luces: el repertorio musical. Salvo determinados pasodobles, Loladas y alguna composición para la propia cofradía letífica, las partituras interpretadas fueron magníficas, sobresaliendo dos puntos concretos: la vuelta completa Rosario-Santa María del Alcor y el tramo de la Puerta de los Muertos. Y bueno, no destaco nada más por el temor que tengo a perder mi fama de Gattuso.

¡Ah! Feliz romería a los devotos, caballistas, patillas rocieras y demás que vayan a Alcaudete.

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