
A lo bonito: las luces -sin ironía por el tema de los focos, que fue un accidente mosqueoso para todos-. Sensacional el retablo efímero para los cultos. Muchas personas me han referido que parecía una cabalgata de Reyes Magos, pero a mí me ha encantado. Destacaría la cercanía de la Patrona al estar a la altura del presbiterio y el contraste que la imagen hacía con el sol de orfebrería colocado detrás. Más luces: el repertorio musical. Salvo determinados pasodobles, Loladas y alguna composición para la propia cofradía letífica, las partituras interpretadas fueron magníficas, sobresaliendo dos puntos concretos: la vuelta completa Rosario-Santa María del Alcor y el tramo de la Puerta de los Muertos. Y bueno, no destaco nada más por el temor que tengo a perder mi fama de Gattuso.
¡Ah! Feliz romería a los devotos, caballistas, patillas rocieras y demás que vayan a Alcaudete.
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