Carmen, otra vez contigo. Cómo pasa el tiempo; este año menos porque mayo aún me duele. Y a pesar de todo siempre consigues lo mismo: parar el reloj que llevo dentro... y esta vez, tras besarte la mano, no solo lo congelaste, sino que me regaslastes algo que nunca imaginé. Gracias... espérame mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario