miércoles, 17 de febrero de 2010

Ex umbra in Solem.

El sol se va abriendo paso entre las nubes de un febrero que ya se acerca a su ocaso.

Las lluviosas tardes de este atípico invierno, van aletargando la puesta de largo en blanco inmaculado de los naranjos enfilados del compás salesiano de la Trinidad. Los vencejos pronto surcaran los cielos del color de los ojos de la niña de Consolación y la primera estará en Campana (la torrija, dulce pregón del tiempo que se nos avecina).

Hoy, es miércoles de ceniza. El rito y la regla se vuelve a cumplir otro año mas, sabiendo que polvo somos y en polvo nos convertiremos, metáfora de fugacidad de lo físico y eternidad del alma. La misma eternidad que vive cada año Sevilla cuando la primavera rompe la barrera de los siglos y devuelve a la ciudad la nostalgia de la niñez, abriendo el cofre de los recuerdos de tiempos pasados, el tiempo sin tiempo del niño que ya dijera Cernuda.

Que se abran las puertas de las murallas, que se conviertan las calles en escenario de la Pasión de Dios hecho hombre, que el canto de los pájaros y el sonido del agua de las recoletas plazas suenen a la sinfonía de ensueño que envuelve cada Sábado Santo el recorrer solemne de la Soledad Servita.

Sevilla durante 40 días será la Gloria en la tierra, pongan los cinco sentidos e imprégnense de ella, sacad la Cruz de Guía y tomad la ciudad. ¡A Esta Es!


Juan Ignacio Borrallo Boza.



P.D.: Agradecer la cesión del texto a nuestro amigo y seguidor Nacho, deseándole toda la suerte del Mundo en su próxima "faena" y una Cuaresma repletita.

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