¿Cómo puede uno pasar de desayunar en la calle San Fernando de Sevilla, entre apuntes y libros, a comerse un bocadillo de filetes al wisky de coñá en el barrio de la Paz de Sánlucar la Mayor? Uno siempre va donde la gente lo quiere y hay personas de verdad, de las buenas. Por eso presencié el primer ensayo de Nuestro Padre Jesús Cautivo y de la mano de cicerones de primera categoría como los queridísimos hermanos Gómez Pérez, macarenos del Atrio y cristianizados en la Palangana, empezé a conocer la Semana Santa soluquense. Quiero felicitar de igual forma a las voces del Cautivo: Miguel Palomo y Salva Samaniego, el primero contrastado en los mandos y el segundo progresando en cada levantá y en cada cambio. Y en definitiva, agradecer a todos los cautivos una noche sensacional de convivencia, kilos y humo.
1 comentario:
Que buen dia y que buen fotografo...y esa entrada el 23-F Olee¡¡¡¡
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